Imagen: A la izquierda, primera plana de La Voz (diario republicano de Córdoba) del 25 de marzo de 1936: «Constitución del Ayuntamiento con los nuevos gestores». A la derecha, noticia gráfica de Ahora (Madrid) del 24 de septiembre de 1936 que titulaba «Jinetes de Andalucía al servicio de la República» y debajo de la fotografía: «Una miliciana cordobesa de la columna de Caballería que ha sido citada por su arrojo en las últimas acciones».
Autor: Manuel Almisas Albéndiz
El 30 de enero de 1933 Adolf Hitler se convertía en el canciller de Alemania; en febrero tuvo lugar el incendio del Reichstag y la persecución de los comunistas; en octubre de 1933 Alemania abandonó la Conferencia de Desarme y la Sociedad de Naciones, comenzando un rearme progresivo que indignó a Europa; en junio de 1934 tuvo lugar la conocida como «Noche de los cuchillos largos» con cientos de asesinatos políticos y más de mil detenciones de opositores al régimen nazi… El clima de guerra y el ascenso del nazismo y el fascismo era la tónica dominante en el panorama internacional.
En este contexto es cuando el 15 de julio de 1934 comenzó en Madrid el primer Congreso del colectivo «Mujeres contra la Guerra y el Fascismo», donde se reunieron sesenta delegadas de Madrid y provincias, mujeres de todas las tendencias políticas (republicanas, socialistas, comunistas, etc.). Entre las intervinientes, la prensa1 destacó a la comunista Irene de Falcón y a la socialista Consuelo Álvarez (Violeta). Unas semanas después, los días 4 , 5 y 6 de agosto se celebró en París el Congreso Internacional de Mujeres contra la guerra y el fascismo, al que acudieron como delegadas Irene de Falcón, Encarnación Fuyola y Dolores Ibárruri (Pasionaria), las tres comunistas. Para el Comité Mundial que se eligió en el Congreso se designaron a la republicana Victoria Kent, a Dolores Bargalló de Esquerra Republicana, a la diputada socialista Veneranda Manzano, y además a Pasionaria y a Fuyola2.
Este fue el momento en el que el Partido Comunista comenzó la campaña de organización de las mujeres antifascistas, y Córdoba, uno de los «feudos» comunistas en Andalucía desde su fundación en 1921, y provincia donde obtuvo más votos en las elecciones generales de noviembre de 1933, no fue un excepción.
Ahora es cuando aparece en la Historia Antonia Fernández Serván, de 29 años de edad, casada con Aurelio Serván, peón manguero del servicio de limpieza del ayuntamiento de Córdoba, natural de Almoharín (Cáceres), de 34 años de edad, y ambos afiliados al PCE3.
En el diario cordobés El Sur del 11 de septiembre de 1934, aparecía en primera plana, con el sobretítulo «La lucha contra el fascismo», el manifiesto: «A las mujeres trabajadoras, en general, de Córdoba y su provincia», que comenzaba:
Salud.
Habiéndose constituido en esta ciudad la Comisión Provisional femenina de «Lucha contra la guerra y el fascismo», invitamos por medio de esta nota y otras sucesivas, a todas las compañeras que militen en organizaciones políticas de izquierda, socialistas, comunistas y apolíticas, libertarias y sin partido, republicanas de izquierda…
Este llamamiento a constituir comités contra la guerra y el fascismo en todas las barriadas, pueblos y fábricas de Córdoba iba firmado por Antonia Fernández y Josefa García, y se indicaba que los contactos de adhesión fueran enviados a Isabel Moreno Jiménez en la calle Feria n.º 3.
A las dos semanas volvía a aparecer en la misma prensa un comunicado dirigido «A todas las mujeres antifascistas de Córdoba y su provincia», anunciando que un grupo de mujeres antifascistas de Córdoba, «acuciadas por la situación presente», habían constituido ya «un Comité femenino de iniciativa antifascista y antibélica», formando una Comisión Provisional cuyo objetivo inmediato era la celebración de una «gran asamblea pública de mujeres» que daría comienzo a la acción del colectivo. Firmaban por la Comisión Provisional Francisca Castro4, Antonia Fernández y Josefa García. Las adhesiones debían enviarse a la Casa del Pueblo o al Sindicato de Dependientes. He aquí un párrafo del comunicado5:
Que el ejemplo de los crímenes que el fascismo está cometiendo en aquellos países, tales como Italia, Alemania, Austria y otros, donde ha logrado, aunque transitoriamente, clavar su pezuña de bestia, sea para nosotras como un aviso de lo que pudiera ser España, si no sabemos unificar nuestro esfuerzo para luchar a tiempo contra todas las fuerzas de la reacción más negra, que tratan de implantar en nuestro país ese régimen de oprobio.
Después de conocer este papel destacado en la formación del colectivo, no es de extrañar que Antonia hubiera sido una de las sesenta delegadas que acudieron a Madrid al Primer Congreso de «Mujeres contra la Guerra y el Fascismo» (julio de 1934), y hubiera vuelto, como allí se acordó, con la misión de organizar a las mujeres antifascistas de su ciudad.
Mujeres contra la Guerra y el Fascismo se tuvo que disolver en octubre de ese año después de la represión de la Revolución de Asturias cuando se había convertido en un referente en el auxilio de los huérfanos de los obreros masacrados, llegando a acoger en Madrid a cientos de niñas y niños asturianos, muchos de ellos en adopción. Hasta la campaña de las elecciones generales de febrero de 1936 no volvieron a organizarse actos del colectivo femenino antifascista, y de nuevo Antonia Fernández Serván estuvo al frente de las mujeres antifascistas de Córdoba, esta vez como Presidenta.
El 8 de marzo de 1936
En las elecciones generales del 16 de febrero de 1936 ganó el Frente Popular. Y especialmente en Córdoba donde la coalición de izquierda consiguió 10 diputados, dos de ellos del PCE. Pero eso no significó que la situación política cambiara de un día para otro, ni los ayuntamientos, ni los gobernadores civiles, y mucho menos las Cortes, que no se abrieron hasta el lunes 16 de marzo. Y todo ello con un estado de alarma decretado por el nuevo Gobierno de Azaña que instauraba la censura previa en la prensa e impedía manifestaciones callejeras, entre otras medidas represivas.
Siguiendo la consigna del Comité Internacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo de celebrar ese 8 de marzo, «Día de Homenaje de la Mujer», dándole un contenido de protesta y lucha contra la guerra y el fascismo. Así sucedió en Madrid donde ese Día de la Mujer se celebró un mitin multitudinario en la plaza de toros Monumental de las Ventas en el que intervinieron Catalina Salmerón -republicana-, Julia Álvarez -diputada socialista- y Dolores Ibárruri -diputada comunista-. Y como en otras grandes capitales, en Córdoba acordaron celebrar también por vez primera ese fecha.
La prensa cordobesa del 8 de marzo de 1936 informaba que el nuevo Gobernador civil había recibido la visita de Antonia Fernández Serván, «presidenta de la Asociación de Mujeres Antifascistas de Córdoba» (en otro diario se decía «Unión de Mujeres Antifascistas», pero ambas formas era la abreviada y comúnmente empleada para citar a «Mujeres contra la Guerra y el fascismo») con el fin de solicitar la autorización de una «manifestación pacífica» de las mujeres antifascistas de la ciudad, a lo que el gobernador se negó alegando la «difícil situación política» del país. En ninguna otra ciudad se autorizaron manifestaciones de mujeres para ese día, y las que se intentaron hacer, fueron disueltas por la guardia de asalto. Sin embargo, seguía diciendo la nota, el gobernador sí accedió a la petición de celebrar una fiesta a beneficio de las niñas y niños pobres de Córdoba, donde las mujeres antifascistas repartirían ropas y comida. Sin embargo, el miércoles 11 de marzo, el mismo grupo de mujeres antifascistas volvieron a visitar al Gobernador para pedir una nueva manifestación a celebrar el domingo 16, ya que se había levantado el Estado de Alarma. La prensa no publicó la respuesta del gobernador, ni tampoco hubo ninguna reseña de la misma6.
Antonia Fernández Serván, concejala de Córdoba
Hasta el 23 de marzo de 1936 no se constituyó en Córdoba la Gestora Municipal que debía gobernar el ayuntamiento de la ciudad hasta las nuevas elecciones municipales. Fue nombrada por el gobernador civil a instancias del Comité del Frente Popular, y entre los cinco concejales adjudicados al PCE se encontraba Antonia Fernández Serván, que según destacaba la prensa, era la primera mujer que ocupaba el puesto de concejal en el Ayuntamiento de Córdoba, y la primera de una capital de provincia de Andalucía.
Su intervención en el acto de toma de posesión de su cargo fue reproducido en todos los medios cordobeses:
Al levantarse para hacer uso de la palabra fue saludada por el público presente con los puños en alto y con vítores al comunismo.
Comenzó saludando a los republicanos y a sus compañeros socialistas y comunistas en nombre de la representación femenina del Partido Comunista y de las mujeres antifascistas.
Hace una llamada a los demás partidos por la falta de estima que tienen a las mujeres, las cuales desempeñan un papel decisivo en los partidos y a ellas se les debe el triunfo arrollador conseguido en las urnas.
Se lamenta de ser la única representación femenina del Ayuntamiento y dice que su misión es la de levantar a su partido, que es el único que sabe hacer comprender a las mujeres trabajadoras cuál es su camino.
Saluda a todas las mujeres socialistas, comunistas y republicanas, y dijo que está dispuesta a dar todo cuanto era y valía para defender los intereses de las clases proletarias.
Vosotros, desde la calle y yo desde este puesto, lucharemos para vencer porque es nuestra consigna.
Esta intervención, según la prensa de todos los matices, «fue muy aplaudida».
Acto seguido se eligieron a los 9 tenientes de alcalde, y en el n.º 6 se encontraba «Antonia Fernández Serván, comunista». Era algo realmente histórico en la ciudad y en Andalucía.
En la sesiones municipales siguientes será elegida para formar parte de las Comisiones de Beneficencia (su presidenta) y de Abastos, y en la prensa se comentará sus diversas intervenciones y nombramientos, pero su andadura como concejala estaba llegando a su fin.
Antes, comentar un hecho que se debió repetir en otros lugares -aunque no se tenga constancia-, y es su participación en el municipio cordobés de Castro del Río en un mitin de carácter comunista y socialista que se celebró el 1º de Abril en el patio de armas del Castillo, ante 3.500 personas. Además de Antonia, hicieron uso de la palabra el también concejal comunista de Córdoba Julio González Beneyto o el presidente de las Juventudes Socialistas Unificadas de Córdoba y futuro compromisario socialista Dimas Martínez, entre otros. Todos los participantes, según la nota de prensa, se «ocuparon de la necesidad de consolidar el Bloque popular y del asunto de la Comisión Gestora de Castro del Río destituida el 21 de marzo por el gobernador Rodríguez de León, alegando presuntas arbitrariedades»7.
El 29 de abril de 1936 comenzó una huelga general en Córdoba para exigir a la empresa Electro-Mecánica que readmitiese a cerca de sesenta obreros que había despedido años atrás en el periodo del «bienio negro». Y en el Diario de Córdoba del 2 de mayo de 1936 se informaba:
La concejala comunista doña Antonia Fernández Serván, al frente de un grupo de mujeres, recorrió varios talleres de modistas y casas particulares, para invitar a las obreras y a las criadas a sumarse a la huelga.
La señora Serván y sus acompañantes fueron detenidas, ingresando en la cárcel de Córdoba.
El gobernador, cumpliendo órdenes de la Superioridad, la destituyó del cargo de gestora-concejal del Municipio.
Así fue. En el siguiente pleno del Ayuntamiento del 11 de mayo se daba lectura a un oficio del Gobernador civil notificando su cese como vocal de la Comisión Gestora municipal. El concejal y 2º teniente de alcalde, el comunista Caballero Martínez, manifestó que «en su decidido propósito de que no se rompa el Frente Popular, sacrificaba a su compañera». Pero como afirmaba que las mujeres no cometieron coacción alguna, pedía una Comisión para visitar al Gobernador y pedirle que repusieran a Antonia en su cargo8. Otros concejales le apoyaron y la propuesta resultó aprobada. Pero el gobernador no accedió a la petición. Antonia estuvo presa durante diez días, saliendo en libertad sin cargos.
El Comité del Frente Popular procedió a nombrar un concejal que la sustituyera, y la elección recayó en el también comunista Aurelio Serván Mojonero, su marido, que tomó posesión de su acta de concejal el 3 de junio de 1936. Anteriormente, el 28 de marzo, Aurelio había sido repuesto en su cargo de peón manguero en el Servicio de limpiezas del Ayuntamiento -pues había recurrido su despido de octubre de 1934 en el «bienio negro». También fue el candidato del PCE a las elecciones a Compromisarios para la votación del Presidente de la República, consiguiendo la victoria tras los dos candidatos socialistas.
Antonia salió de la cárcel y siguió siendo Secretaria Femenina del PCE de Córdoba y presidenta de las mujeres antifascistas cordobesas. Precisamente existen noticias de su presencia durante la Feria de Córdoba que se celebró en la última semana de mayo de 1936.
Primero fue durante la rueda de prensa que dio el gobernador civil el 23 de mayo, y que recogía la prensa9:
Según tengo noticias, un grupo bastante numeroso de mujeres antifascistas iba a salir esta feria uniformadas, pidiendo dinero para su organización y colocando banderitas en las solapas de los feriantes. Con esto se molestaría a los transeúntes y podían ocasionar incidentes...
El gobernador les mandó un escrito prohibiéndoles esa actividad.
Las mujeres antifascistas de Córdoba no pudieron manifestarse por el ferial recogiendo dinero para el colectivo, pero sí pudieron montar una Caseta, con la que participaron en el Concurso de Casetas adornadas de Feria, y obtuvieron el 5º Premio.
El 24 de junio de 1936, el diario conservador y reaccionario de Córdoba, Guion, afín a la CEDA de Gil-Robles, y fundado en enero de 1936 para intervenir con virulencia en la campaña electoral del 16 de febrero, decía esto de Aurelio:
En el Ayuntamiento hay un concejal que se llama -lo diremos solamente con sus iniciales- Aurelio Serván. Además de concejal, es barrendero municipal, y cobra su sueldo como tal. Pero sin barrer. ¿Puede saberse, señor Alcalde, por qué no barre el amigo Serván? ¿Cobra? Pues a barrer, Aurelio. Menos puños en alto y más escoba.
Hay que recordar que en el Servicio municipal de limpieza estaban empleados los peones barrenderos y los peones mangueros, y Aurelio siempre fue de esta última ocupación, por lo que no tenía que barrer...amigo Guion... sino regar calles, plazas y jardines públicos.
Golpe de estado franquista, Guerra y Exilio
En Córdoba, la activa labor golpista del teniente coronel Quero Goldoni y del comandante militar de la plaza, coronel de artillería Cascajo Ruíz, unida a la labor pasiva y mojigata del gobernador civil Rodríguez de León, hicieron posible que el golpe de estado se produjese de forma casi fulminante. Según relatan los periodistas Marcelino Durán de Velilla y Manuel García Prieto en su libro apologeta del fascismo «18 de julio: Episodios del glorioso Movimiento Nacional en Córdoba»10, en la mañana del 18 de julio de 1936, cuando las noticias del inminente golpe eran aún confusas por el corte de las comunicaciones telegráficas y telefónicas decretadas esa noche por el Gobierno de Casares Quiroga, pero muy inquietantes, el Partido Comunista y las Juventudes Socialistas Unificadas se reunieron en asamblea en el Salón Capitular del Ayuntamiento. Además de los cinco concejales comunistas, entre ellos Aurelio Serván, los periodistas vieron pasar por las galerías para asistir a la reunión, entre otros militantes, a «la exconcejala» Antonia Fernández Serván -a quien llamaban despectivamente en otro pasaje «Miss Golondrino»- y a «su inseparable “amiga”, la de los lentes, presidenta de la Junta de “señoras” antifascistas». No sabemos a quién pueden referirse con «la de los lentes», que fue presidenta de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo de Córdoba después de Antonia. Francisca Castro, por la foto que se conserva de ella, anterior a 1936, no tenía gafas11. Quizás fuera la desconocida «Josefa García», citada dos veces entre las fundadoras en 1934...
La tarde del 18 de julio, ya con el golpe en marcha y leído el bando de guerra por el coronel Cascajo en nombre de Queipo de Llano, el alcalde socialista de Córdoba, Sánchez Badajoz, se atrincheró en el Ayuntamiento con muchos concejales, algunos civiles y miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas dispuestos a la resistencia. Algunos oradores desde el balcón del Ayuntamiento arengaron a los civiles presentes llamándolos a la resistencia armada; entre los oradores se encontraba Dimas Martínez. Sin embargo, el pánico se apoderó de los leales a la República, y antes de llegar a entrar en combate con las fuerzas sublevadas que se acercaban por las Tendillas después de haber rendido el Gobierno Civil, el Ayuntamiento fue evacuando, saliendo la mayoría de personas, alcalde incluido, por la puerta trasera que daba al parque de bomberos. ¿Estaban Antonia y Aurelio entre los que se encerraron en el Ayuntamiento y después pudieron escapar? Lo que sí se sabe es que no se escondieron en la capital como otros -que más tarde fueron delatados, detenidos y fusilados, como el alcalde Sánchez Badajoz y casi toda la corporación municipal-, sino que se marcharon de Córdoba hacia Cerro Muriano, al norte del término municipal, y de ahí a las poblaciones leales a la República de la sierra norte de Córdoba.
Según el Informe de conducta de la Alcaldía franquista, «estos esposos tenían su domicilio en la calle Juderías 15, ambos eran militantes del Partido Comunista como dirigentes y propagandistas; fueron concejales del Ayuntamiento de esta capital en el tiempo que gobernó el Frente Popular; Antonia fue detenida en abril por alentar una huelga de criadas de servicio, permaneciendo diez días en la cárcel y Antonio fue nombrado compromisario para la elección del presidente de la República. Desaparecieron el 19 de agosto sabiéndose que estuvieron en la barriada de Cerro Muriano como dirigentes de los marxistas»12.
Aurelio se incorporó al Ejército republicano, luchando en las milicias andaluzas a las órdenes del General Miaja, y desde el principio en el arma de Caballería. Por su puesto relevante en el PCE de Córdoba, Aurelio fue el comisario o delegado político de las distintas unidades donde combatió. Además del Tercer Regimiento de la Segunda Brigada de Caballería, una noticia del 5 de abril de 193713 lo menciona como «Comisario político de Regimiento de Caballería “General Miaja”». La nota en cuestión informaba que el teniente coronel Francisco Romero y Aurelio Serván habían entregado a la Junta de Defensa una importante cantidad de monedas de oro y alhajas que se habían encontrado enterradas en la casa que ocupaba el primer escuadrón del regimiento de Caballería, y que pertenecía a una persona «desafecta al régimen y conocida como fascista».
¿Y Antonia? ¿Que hizo? El matrimonio no tenía hijos, así que, teniendo en cuenta la gran responsabilidad política que ambos tenían, lo más probable es que también se integrara en las milicias antifascistas que lucharon en los pueblos de la sierra norte y en los alrededores de Montoro en el intento de liberar Córdoba. Cientos de cordobesas así lo hicieron14. Esta hipótesis se sustenta en la noticia gráfica del diario madrileño Ahora del 24 de septiembre de 1936 que titulaba «Jinetes de Andalucía al servicio de la República» y debajo de la fotografía de gran tamaño de una miliciana a caballo escribía: «Una miliciana cordobesa de la columna de Caballería que ha sido citada por su arrojo en las últimas acciones». No mencionaban el nombre de la miliciana, como ocurría en casi todos los casos. Salvo que hubieran tenido algún mando, como la capitana Anita Carrillo u otras, los nombres de las milicianas republicanas no trascendieron en la prensa. Además, es probable que cuando se dio la orden de retirada de los frentes de guerra a las milicianas, Antonia lo cumpliera y pasara a desempeñar algún trabajo administrativo en la unidad de su marido. También es una hipótesis que ambos estuvieran juntos durante todo el tiempo que duró la guerra, pero es que así ocurrió en otros casos de matrimonios combatientes.
A lo largo del mes de noviembre de 1936 se reorganizó en Manzanares un servicio militar denominado «Depósito y Fábricas de Intendencia» con el fin de suministrar víveres a las milicias que operaban en los frentes de Extremadura. Este organismo fue creado por el entonces comandante de milicias Aurelio Serván Mojonero, que trajo de Ciudad Real a algunos de los oficiales de la unidad, a los que se unió el anarquista Pedrazo Camarena (teniente de milicias) como Encargado de compras, y el militar profesional Matías Ávila, brigada de Caballería, que fue ascendido a capitán y nombrado jefe del Depósito15. ¿Antonia se quedó trabajando en este servicio de intendencia en la retaguardia? No es descabellado si se tiene en cuenta que Aurelio Serván y su Regimiento de Caballería utilizaba esta ciudad como lugar de descanso, avituallamiento e instrucción de nuevas unidades.
El 28 de diciembre de 1936 llegaba a Manzanares (Ciudad Real) un escuadrón de la Caballería de Miaja, que formaba parte de las milicias andaluzas y que fue trasladado a retaguardia para su reorganización e instrucción. En marzo de 1937, este escuadrón se denominó «Manzanares» y fue uno de los seis que formó parte del Regimiento de Caballería del General Miaja al mando del teniente coronel Romero. En julio de 1937 Aurelio era nombrado «comisario delegado de Batallón del Ejército de Tierra» con destino en los Escuadrones de Caballería en Manzanares (Ciudad Real)16.
Apenas nada más se conoce de Aurelio, y mucho menos de Antonia, a quien suponemos cerca suya. Según se recoge en una breve reseña biográfica, Aurelio Serván, ya como comisario de Brigada, actuó también en los frentes del Centro, de Aragón, del Ebro y del Segre17.
Como fue frecuente en el sistema represivo franquista, también quisieron obtener un botín de guerra del matrimonio Serván-Fernández. En el BOE (Burgos) del 26 de noviembre de 1937 se publicaba una orden de citación para ambos, Aurelio y Antonia, por el juez de Córdoba que le instruía el expediente de incautación de bienes -¿qué bienes?-, una humilde habitación donde vivían ambos en 1936 en la calle Judería n.º 15 de Córdoba.
Al acabar la guerra, Aurelio y Antonia se van a exiliar en Francia, y de allí saldrán rumbo a la República Dominicana en uno de los muchos viajes que organizó el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE). Aurelio y Antonia llegaron a bordo del vapor «Lasalle» el 23 de febrero de 1940, junto a 898 refugiados más, en el viaje más numeroso de los que arribaron a la República Dominicana, alojándose en la ciudad fronteriza con Haití, Dajabón18. En la ficha de inmigración, Aurelio decía ser «campesino» y tener 38 años, mientras que «Antonia Fernández de Serván» era «profesora de corte» y tenía 35 años. Sin saber desde cuándo podía tener esa titulación, si ya desde Córdoba y ese fue siempre su medio de vida, el caso es que por este motivo se la encuentra en un listado de «enseñantes refugiados en la República Dominicana», pero sin ofrecer más datos19.
De Puerto Plata, cuando desembarcaron en la isla, todos los refugiados fueron llevados inmediatamente a la Colonia Agrícola «Libertador», próxima a Dajabón, un albergue sin las más mínimas condiciones sanitarias, compuesta de chozas sin agua ni luz, y de donde, todos los que pudieron, como es el caso de Antonia y Aurelio, se marcharon en seguida a la vecina Dajabón, segunda residencia dominicana del matrimonio20.
Pronto debieron cambiar de domicilio por segunda vez, porque el 15 de septiembre de 1941 cuando renovaron el Permiso de Residencia en la República Dominicana, vivían en la C/ Presidente Trujillo n.º 100 del municipio de Santiago de los Caballero. La profesión de Aurelio era ahora «fotógrafo»21.
A finales de ese año o principios de 1942, Antonia y Aurelio abandonaron República Dominicana y se establecieron en La Habana (Cuba). Allí se implicaron en el enorme caudal de actividades que desplegó el numeroso exilio republicano en la isla, y de algunas tenemos referencia por la prensa, como veremos a continuación.
Pero antes es interesante saber que, por residir en La Habana, quizás no se enteraron que en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 10 de febrero de 1945, la Audiencia Provincial de Baena (Córdoba), sobreseía el expediente n.º 1.648 del Tribunal de Responsabilidades Políticas, incoado al matrimonio Aurelio Serván Mojonero y Antonia Fernández Serván, por lo que podían «recobrar la libre disposición de sus bienes». Esta misma información, pero de la Audiencia Provincial de Córdoba, se recogía en el BOE del 7 de septiembre del mismo año. Los expedientes de incautaciones de bienes y los expedientes del Tribunal de Responsabilidades Políticas formaron parte de la descarada represión económica que comenzaron los militares golpistas en septiembre de 1936, y «legalizaron» las autoridades franquistas en 1939.
En el Boletín de la Unión de Mujeres Españolas, Mujeres Antifascistas Españolas, del 1 de enero de 1948 publicaba la constitución en Cuba de la «Unión de Mujeres Antifascistas Españolas», «en medio de un gran entusiasmo», presididas por Rafaela G. de Quílez. Después de mencionar a los primeros cargo ejecutivos, la segunda vocal de la directiva era Antonia Fernández.
Poco después, en abril de 1948 la Casa de la Cultura de La Habana y el Patronato de Ayuda al Pueblo Español celebraron el XVII aniversario de la Segunda República española, donde se reunieron políticos y artistas republicanos de gran renombre. En ese encuentro, que Mundo Obrero tituló «Hacia la Constitución del Frente Nacional Republicano y Democrático», se envió al presidente del Gobierno de la República en el exilio de París, Álvaro de Albornoz, una carta que firmaron un centenar de republicanos españoles y los cubanos amigos del pueblo español, como Nicolás Guillén, que intervino en el acto. Entre las primeras firmas nominales estaba Aurelio Serván, «comisario de Brigada»22. Entre las firmas restantes que no se citaban, no hay duda de que se encontraría la de Antonia. Porque al año siguiente, también en Mundo Obrero23, se publicaba la noticia «Los republicanos españoles residentes en Cuba piden al Sr. Martínez Barrio la integración de un Gobierno de unidad republicana y obrera», donde numerosos republicanos españoles residentes en Cuba le enviaban una carta al entonces Presidente interino de la República en el exilio para pedirle la formación de un Gobierno antifranquista de unidad, donde estuvieran presentes todos los partidos que lucharon en la guerra contra el dictador, y así «estimular la solidaridad internacional». La firma de Aurelio Serván se encuentra junto a otros cuatro «Comisarios del Ejército Republicano», y justo después de dos comandantes del Ejército, aparecía «Antonia Fernández, concejal». Este dato es fundamental para situarla en Cuba junto a su marido Aurelio y participando en las acciones del exilio republicano.
Y allí seguirá en octubre de 1951. En la revista España y la Paz del 1 de octubre de ese año, se informaba a toda plana del próximo «Congreso Español de la Paz» que se iba a celebrar en México los días 2-5 de noviembre. Una de las figuras más importantes para preparar dicho Congreso fueron los «Emisarios de la Paz» que existían en varios países latinoamericanos y centroamericanos para promover la propaganda y recoger firmar con vistas a realizar un Pacto por la Paz. Cuando informaban de la labor en Cuba, daban los nombres de los principales Emisarios de la Paz, y que en función del número de firmas recogidas se les llamaba «Héroes de la Paz» (más de 1.000) o «Defensores de la Paz (más de 500). Pues bien, en segunda posición de la lista publicada se encontraba Antonia Fernández con 1.419 firmas recogidas, seguido de su marido Aurelio con 1.323 firmas.
En junio de 1950 había estallado la Guerra de Corea, y acto seguido el gobierno de Franco enviaba al presidente estadounidense una carta compartiendo la necesidad de frenar al comunismo. En noviembre de 1950, la ONU, a instancias del gobierno de los EEUU levantaba la condena al régimen franquista que se había aprobado en 1946, y parecía inminente un tratado o pacto militar hispano-norteamericano que los republicanos españoles veían como una amenaza de una nueva guerra en el marco de la Guerra Fría. Ese tratado, o Pactos de Madrid, se materializó en 1953 y sería el origen de la instalación en los próximos años de las bases de Zaragoza, Torrejón, Morón y Rota.
El último dato encontrado de la vida de Antonia y Aurelio data de 1954. El 29 de octubre de 1954 fallecía en La Habana el poeta alicantino de la generación del 27, Juan Chabás Martí, que, junto a sus padres y a su esposa, compartió con el matrimonio Serván-Fernández la ruta migratoria desde Francia hasta la República Dominicana, si bien los primeros en el siguiente viaje del vapor «De la Salle» en el mes de mayo. Tras un corto desencuentro por la partida de Chabás a Venezuela, las dos familias volvieron a encontrarse en los círculos de exiliados de La Habana. A su entierro en el cementerio de Colon acudieron numerosos exiliados republicanos españoles, y la prensa solo recordaba a Aurelio Serván entre las personas que acompañaron a los familiares en el sepelio. Pero seguramente también se encontraba su esposa Antonia, aunque como tantas otras mujeres, parecían invisibles24.
Antonia y Aurelio vivieron la revolución cubana y el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista, y permanecieron en Cuba hasta que en 1975, tras la muerte del dictador Franco, regresaron a España, y quizás a Córdoba.
De Aurelio se conoce que estuvo muy ligado a la Casa de la Cultura y que tomó parte en numerosos actos antifranquistas. Por último, al formarse en marzo de 1962 la Sección de Orden y Fiestas de la Sociedad de Amistad Cubano-Española Aurelio fue elegido vocal, y por entonces continuaba militando en las filas del PCE.
Sin embargo, nada más se sabe de Antonia. Es verdad que es muy poco, que apenas araña la superficie de una historia que tuvo que ser más completa, más llena de vivencias y más interesante, pero así es la historia de las mujeres, apenas anodina, apenas superficial, casi nada. Solo espero que a esta, por fuerza, breve historia de Antonia Fernández Serván se le añada en ficción e imaginación lo que tanto falta.
NOTAS:
1El Sol del 17 de julio de 1934.
2Heraldo de Madrid, de 15 de agosto de 1934.
3En «El exilio republicano español en Cuba» de Jorge Domingo, Ed. Siglo XXI de España- 2009, aparecen estos datos de su marido Aurelio Serván Mojonero, pero ninguno de Antonia. En Almoharín convivían varias ramas de la extensa familia Serván -aunque ese apellido era frecuente en varios pueblos cercanos de ambas provincias extremeñas-, por lo que no es descabellado pensar que fueran parientes y vecinos, y que Antonia y Aurelio se casaran en el pueblo, antes de marchar a Córdoba. Aunque en la web memorialista «Todos los nombres» se encuentra Faustino Fernández Serván, natural de Carmonita (Badajoz), pueblo muy próximo a Almoharín, que fue fusilado en dicho pueblo en septiembre de 1936. ¿Hermano de Antonia?
4Francisca Castro Flores, obrera metalúrgica que ingresó en el PCE en septiembre de 1934. Organizó el radio comunista de Villanueva de Córdoba. Se casó con el también obrero metalúrgico Bautista Garcés (Garcet), que será diputado comunista en febrero de 1936 y fusilado en Córdoba el 29 de julio de 1936. En la sierra de Córdoba se formó el Batallón miliciano «Bautista Garcet» en su honor.
5El Sur (Córdoba) del 25 de septiembre de 1934.
6Guión (Córdoba) del 12 de marzo de 1936.
7Entrada del 28 de enero de 2011, «El PCE en Castro del Río durante la II República. 2ª parte» en el blog de temas locales de Castro del Río (Córdoba) «https://decastroero.blogspot.com».
8Diario de Córdoba, de 12 de mayo de 1936.
9Guión (Córdoba) del 24 de mayo de 1936.
10Imprenta Provincial, Córdoba-1939. Disponible en: https://biblioteca.cordoba.es/BibDigital/1937_18-Julio_Duran_de_Velilla_y_Garcia_Prieto-ocr.pdf (80 páginas).
11 Foto de la colección de Francisco Moreno Gómez reproducida en el libro «Caídos por la República y por la patria. Los diputados por Andalucía de 1936», de M.ª Carmen Fernández Albéndiz, Ed. Fundación para el desarrollo de los pueblos (FUDEPA), Córdoba, 2021.
12Archivo Municipal de Córdoba. «Correspondencia de Alcaldía. Informes de conducta (1936-1942)»: Expediente de Aurelio Serván Mojonero y de Antonia Fernández Serván.
13Hoja Oficial de la Provincia de Barcelona.
14Puede consultarse el excelente texto: «Las Pasionarias de Córdoba. Mujer y represión franquista (1936-1945)», de Carmen C. Jiménez Aguilera, Comunicación presentada al I Congreso de Víctimas del Franquismo-20-22 abril de 2012. Disponible en: https://www.congresovictimasfranquismo.org/wp-content/uploads/2011/12/12.-Carmen-Jim%C3%A9nez.-LAS-PASIONARIAS-DE-C%C3%93RDOBA.pdf
15«República y guerra civil: Manzanares (1931-1939)», de Antonio Bermúdez García Moreno, Ed. Diputación Provincial de Ciudad Real, Área de Cultura, 1992.
16Gaceta de la República del 11 de julio de 1937.
17Datos biográficos tomados de la breve reseña publicada en «El exilio republicano español en Cuba» de Jorge Domingo, Ed. Siglo XXI de España, 2009.
18Datos tomados de «Nómina de republicanos españoles refugiados en República Dominicana (1940-1941)», de Natalia González Tejera, en Boletín del Archivo General de la Nación, 135, enero-abril de 2013.
19Tomado de «Escenarios dominicanos de la Escuela Republicana en el exilio, 1939-1945», de Juan B. Alfonseca Giner de los Ríos, en Historia y Memoria de la Educación, 9 (2019): 173-215.
20Mensaje dirigido a las Sociedades Hispanas Confederadas del exiliado español, cestero de profesión, José Biayno Culla, que llegó el 23 de febrero de 1940 a Puerto Plata a bordo del vapor «De la Salle», recogidos en el artículo de la cita anterior.
21Documentos consultables en la web FamilySearch.
22Mundo Obrero (Francia) de 29 de abril de 1948.
23Mundo Obrero (Francia) de 11 de agosto de 1949.
24Recorte de prensa del entierro de Chabás recogida en «Juan Chabás y su tiempo: de la poética de vanguardia a la estética del compromiso», de Javier Pérez Bazo, Ed. Anthropos-Barcelona-Denia-1992.